Martina e Isidora son dos alumnas que han encontrado en el Plan de Salud Escolar de la Junaeb un alivio enorme, no solo para su salud sino también para el bolsillo de sus familias. La primera recibió un tratamiento de columna y la segunda, una importante solución a un problema auditivo.

Lorena Valenzuela es mamá de Martina, estudiante de octavo básico del Colegio San Constantino. «Cuando estaba en séptimo le hicieron una evaluación a su columna. Le encontraron escoliosis y la derivaron inmediatamente a un médico especialista. Con radiografías, descubrieron que tenía una desviación de 28 grados a la columna. Le mandaron a hacer un corsé con costo cero«, comienza relatando Lorena.

                                   

Pese a que Martina no la usa las 24 horas del día porque «le incomoda», su madre la incentiva a que la utilice en la casa y cuando duerme. Gracias a eso, la desviación ha disminuido a 22 grados en un año. «Esto nos ha traído un beneficio increíble. A pensar de que soy coordinadora de salud en el Liceo Eugenio María de Hostos, nunca pensé que me iba a pasar algo así. Agradezco que Martina esté en un colegio municipalizado de La Reina«, cierra.

 

Angélica Moya es madre de Isidora. A temprana edad le fue detectada una hipoacusia profunda bilateral. «Ella no oía nada. Salas cunas y jardines la discriminaban», comenta Angélica.  Esos primeros años no fueron fáciles para ambas. Esto cambió cuando el Colegio Palestina de La Reina accedió a un plan piloto para acogerla. «Ella entró a pre kinder y se adaptó bien», relata Angélica.
                                                          
En 2009, la mamá de Isidora descubrió que existía el implante coclear. «Postulé, pero no llegamos a puerto. Gracias a Paula (Maldonado, Coordinadora Comunal de Apoyo al Estudiante, Corporación de Desarrollo La Reina) logré que mi hija consiguiera el implante tiempo después. La Alcaldía financió gran parte del scanner, que era carísimo y primordial para postular».
                                                                               
Semanas después, Angélica supo que su hija había sido una de las cinco seleccionadas a nivel nacional para recibir el transplante que necesitaba. Ya tenía 5 años. «Al mes decía mamá y papá. Ella ahora lee y canta, habla. Ha ido progresando mucho, sobre todo este año», cuenta emocionada Angélica. Este año Isidora terminará la enseñanza básica. «Le cambió la vida. Sus compañeras son muy inclusivas, jamás ha tenido problemas con sus pares. Ella está felizmente incluida con todo en su comunidad escolar», finaliza.
Acá está la información para inscribir a su hijo en este plan de Salud.